Entre los fabricantes de sombreros
del siglo XIX era habitual un cuadro clínico que incluía dolores de cabeza, espasmos, temblores,
alucinaciones, alteraciones de la personalidad e incluso psicosis. Se
debía a que se envenenaban lentamente al inhalar el vapor de mercurio que empleaban para tratar la felpa y
la piel que cubría los sombreros con el fin de que se mantuvieran derechos.
Este veneno, una vez que entra en el organismo, se acumula en tejidos y órganos
como los riñones, el hígado y el cerebro.
Esta "enfermedad
profesional" inspiró a Lewis Carroll el personaje del Sombrerero Loco de
su conocida obra Alicia en el País de
las Maravillas.
Los síntomas que padecian estos sombrereros locos eran:
-Úlceras mucosas dentales: estomatitis
-Cuadros diarreicos
-Anorexia o caquexia (extrema delgadez) por no poder masticar, tragar, etc.
-Encías con coloración grisácea, común de esta intoxicación.
-Temblor en manos
-Alteraciones neurológicas y psíquicas.
Por. Alejandro Pachecho
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